La escala EVA es una herramienta de gran ayuda para los profesionales de enfermería. A continuación vamos a intentar de tratar los pasos para aplicarla correctamente.
Escala EVA, ¿qué es?
Sus siglas significan ‘escala visual analógica’. Consiste en una línea de 10 centímetros. El paciente elegirá un valor entre el uno y el diez para describir el dolor que siente. Posteriormente, se deberán hacer las pruebas pertinentes que lo confirmen. Dependiendo de sus resultados, se elegirá el tratamiento más adecuado.
¿Cuál es el procedimiento para la escala de dolor EVA?
A la hora de llevar a la práctica el uso de la escala EVA se deben tener en cuenta algunos aspectos:
Determinar el estado cognitivo del paciente
Al usar la escala de dolor EVA en enfermería es esencial tener en cuenta esta primera clave. Especialmente si se trata de niños o adultos que pudieran tener alteraciones en su capacidad cognitiva. Para los menores puede utilizarse una escala con caras o colores para facilitarles la elección del grado de dolor que experimentan.
Asimismo, el paciente debe entender bien las indicaciones. Se debe adaptar el lenguaje y comprobar que sabe cómo debe responder a la escala EVA y qué es. Es crucial explicarles a los familiares la importancia de este proceso y de su repetición diaria.
La escala EVA para medir el dolor tiene como objetivo conocer las sensaciones del paciente. Sin embargo, se trata de una sensación subjetiva. Independientemente de los analgésicos que se le suministren al paciente, es imprescindible tener en cuenta su opinión.
Entrevista y anamnesis
Tras obtener el resultado de la primera escala EVA, se debe preguntar al paciente sobre los siguientes aspectos:
- El inicio del dolor: ha de explicar cuándo comenzó a experimentarlo y cómo ha ido evolucionando. Deben conocerse los factores provocativos y paliativos. Además, ha de valorarse el tratamiento analgésico actual.
- El historial médico: es importante conocer si ha tenido síntomas similares en la misma zona del cuerpo. Debe averiguarse si se usó un tratamiento anteriormente. También ha de concretarse si se ha sufrido un traumatismo o cirugía. Conocer el estado de salud antes de la aparición del dolor es de vital importancia.
- La revisión física: es esencial conocer si el paciente consume fármacos, fuma o bebe alcohol. Posteriormente, se debe comprobar el funcionamiento, y el dolor, en cada sistema. Los antecedentes psiquiátricos han de revisarse detenidamente.
- Los antecedentes familiares: las preguntas deben dirigirse a si tiene familiares con el mismo tipo de dolor o uno distinto. De tener ascendentes con dolencias incapacitantes o relacionadas, o fallecidos por enfermedad, hay que valorar la posible influencia genética.
- La situación personal: el paciente debe informar sobre su trabajo, educación, situación conyugal y si el dolor le supone un impedimento para socializar.
Repasar la escala de dolor EVA previa y valorar la actual
En algunas ocasiones, se considera que el dolor es más psicológico que físico. Es fundamental realizar la prueba correspondiente que confirme lo expuesto en la escala EVA. No en vano, el dolor puede provocar alteraciones:
- Hemodinámicas.
- Metabólicas.
- Neuroendocrinas.
- Un aumento de la ansiedad.
- Más secreciones adrenérgicas.
El resultado de todo lo anterior puede provocar diversas consecuencias. Una isquemia miocárdica, una constipación intestinal o variados fenómenos caquécticos son las más habituales, entre otras.
¿Cómo es el dolor?
Sin duda, es el aspecto más importante de la escala EVA del dolor severo, medio o tolerable. La información proporcionada debe especificar las siguientes cuestiones:
Distribución y localización
El lugar donde se sienta el dolor puede indicar que una posible causa local subyacente. Podría tratarse de un origen referido, de un nervio periférico o de una distribución dermatomérica. Hay que distinguir entre los siguientes tipos de dolor:
- Localizado
- Irradiado
- Referido
Cualidad del dolor
Si el paciente indica que el dolor es siempre en la misma zona y es punzante, se trata de una lesión superficial. Debe valorarse la descripción realizada por la persona para ir descartando causas que provoquen el dolor.
La intensidad
La descripción o el uso de términos como «leve» o «muy intenso» provocan errores de apreciación. Por ello, la puntuación del dolor, la entrevista y la evaluación de los antecedentes son imprescindibles para medir la intensidad.
La duración
Se aconseja determinar cuánto dura el dolor, cuándo se produce y si se expande como una onda o no. Esto ayuda a conocer su origen y sus posibles causas.
La evolución
En ocasiones, el cambio de postura o la actividad física eliminan el dolor. Factores como el tiempo o la dieta, entre otros, pueden influir igualmente.
El diagnóstico
Lo expuesto en los puntos anteriores es la base para el diagnóstico. El especialista debería comenzar efectuando las pruebas médicas necesarias para descartar el peor escenario. La fractura ósea, la fisura de un nervio, un cáncer o una infección son causas frecuentes.
El uso de la escala EVA en enfermería resulta insustituible para ayudar al médico a entender mejor a su paciente. Además, mide la validez del tratamiento elegido y permite conocer las variaciones en el estado de la persona con una mayor eficacia.