La extracción de sangre es una de las actividades más habituales para los profesionales de la enfermería. Se comenta todo lo relacionado con ella en los siguientes apartados.
¿Cuál es el protocolo de extracción de sangre?
El protocolo de extracción de sangre consta de diversos pasos que se exponen a continuación. Esta es una de las tareas, por ejemplo, con la que muchos futuros enfermeros dan sus primeros pasos profesionales durante el periodo EIR. Del mismo modo, hay quienes en primera instancia les puede causar una extraña impresión, pero como ya sabemos, el perfil de enfermería se rige por una orientación vocacional muy marcada.
Identificación
Es esencial para comprobar a quién se le va a tomar la muestra. Además, es imprescindible aclararle en qué consiste el procedimiento. La revisión previa de lo solicitado por el facultativo es imprescindible para saber cuántos tubos de muestra extraer. Una vez aclarada la información, se procede al siguiente paso.
Preparación del material necesario
El material esencial para la extracción de sangre se compone de los elementos que ahora se especifican:
- Un par de guantes.
- Portatubos.
- Aguja hipodérmica.
- Jeringuilla desechable.
- Palomilla de extracción de sangre. Se usa en los casos más complicados. Consta de una aguja hipodérmica con sistema de seguridad y de un conducto hueco. El mismo termina en el tubo donde se recoge la sangre.
- Accesos venosos.
- Un antiséptico (normalmente, clorhexidina o povidona).
- Gasas.
- Torniquete o elemento compresor.
- Etiquetas para identificar la muestra.
La correcta colocación del paciente
Toda persona que vaya a someterse a una extracción de sangre ha de colocarse en una posición cómoda que le permita extender hacia abajo el brazo elegido. Habrá de colocar el brazo sin que lo doble por la articulación. Entre la muñeca y el hombro ha de formarse una línea recta. Al paciente se le debe instar a que mantenga previamente el puño cerrado para que sus venas sean más visibles. No es aconsejable que la persona abra y cierre la mano porque aumenta el bombeo de sangre. Esta circunstancia provoca una alteración de los niveles al analizar la muestra.
El brazo debe permanecer hacia abajo durante la extracción para evitar que la sangre vuelva a la palomilla. Así, será más sencillo llenar el tubo y cerrarlo sin ningún agente contaminante.
Selección de la mejor zona para realizar la punción
Es importante tener en cuenta la petición del facultativo. Lo habitual es que se realice en la fosa cubital. En algunos casos, también se toman muestras de las venas de las piernas o de los pies. Todo dependerá de las circunstancias del paciente.
Desinfección previa
Una vez elegida la zona, es necesario desinfectarla. Se usa un algodón con alcohol. Se procede dando suaves masajes concéntricos. Es recomendable calcular unos 10 centímetros de diámetro en cada círculo. A su vez, ha de esperarse unos segundos a que se seque el alcohol. De lo contrario, podría escocerle al paciente o producir hemólisis. La parte desinfectada no se debe volver a tocar.
Colocación del torniquete
Se usa para fomentar que las venas sean más fáciles de pinchar. Ha de colocarse en torno a 10 centímetros por encima del área desinfectada. Debe aplicarse con suavidad y es aconsejable no mantenerlo puesto más de un minuto. De ser así, alteraría los resultados del análisis.
Extracción
Dependerá del tipo de aguja que se va a utilizar. Si viene premontada, solo hay que enroscar la aguja en el portatubos. Se retira el dispositivo de seguridad, se abre la protección de la aguja y se realiza la punción. El primer tubo se coloca en el portatubos y se espera a que la sangre elimine el vacío. Es la mejor manera para que las cantidades de sangre y aditivo se equilibren.
Desinfección de la zona
Se procede al uso de un algodón con desinfectante. A continuación, se coloca un apósito en la zona de la punción. Posteriormente, se le aconseja al paciente que no lo retire hasta pasadas unas horas. Pueden ofrecerse consejos para el uso de cremas anticoagulantes en caso de aparecer un hematoma.
Etiquetado de la muestra
Tras desechar la aguja y la jeringuilla, se procede a homogeneizar la muestra con el aditivo. La identificación de la muestra debe incluir todos los datos del paciente. La etiqueta ha de ser fácil de leer y no incluir correcciones. De usarse un adhesivo con código de barras, debe colocarse dejando un espacio libre para ver la muestra. Este procedimiento se lleva a cabo para que quienes lo reciben en el laboratorio puedan comprobar su estado, para posteriormente clasificarlo y categorizarlo. Este es un ejercicio recurrente para conocer, por ejemplo, los tipos de grupos sanguíneos. La mejor ubicación para las etiquetas de código de barras es sobre las de fabricación del tubo (si las tiene). De tener etiqueta transparente, lo mejor es usar la base del tapón como referencia. En ocasiones, las muestras pueden requerir un sistema específico para controlar su trazabilidad.
Consecuencias de la extracción
En ocasiones, es habitual sentir dolor en el brazo después de extracción de sangre. De ser temporal, no necesita mayor atención, salvo mantener la presión en el área de punción. No obstante, si se llegasen a experimentar síntomas como hinchazón, dolor o adormecimiento, es necesario averiguar la causa.
La extracción de sangre es una labor inherente a la enfermería. El proceso sigue una serie de pasos, pero habrá de adaptarse en casos específicos. Todo dependerá de las circunstancias del paciente y de cómo se desarrolle la extracción.