La identificación temprana de los síndromes geriátricos contribuye a mejorar la calidad de vida del paciente. Tras definirlos se procede a su explicación detallada. Finalmente, se repasará cuál es el tipo de atención más adecuado en estos casos.
¿Qué es un síndrome geriátrico?
La pregunta sobre qué es un síndrome geriátrico puede responderse de forma diversa. El término se emplea para definir una serie de enfermedades más comunes en los ancianos. Estas se pueden reconocer teniendo en cuenta los siguientes aspectos.
- Se producen en personas mayores de 65 años. A partir de los 80 son más habituales.
- Restan independencia y autonomía. Exigen asistencia externa.
- Pueden detectarse con la antelación suficiente para paliar así los negativos efectos en la salud de quien los sufre.
¿Cuáles son los síndromes geriátricos?
Al hablar de cuales son los síndromes geriátricos, es necesario distinguir entre los distintos tipos existentes. Es posible experimentar solo un tipo de síntoma o todos al mismo tiempo. Se comentan los más usuales en la siguiente lista de síndromes geriátricos.
Falta de movilidad
La inmovilidad provoca la imposibilidad de desplazarse y tiene su origen en causas psicosociales, funcionales o físicas. Afecta al 20% de los mayores de 65 años y al 50% de los que superan los 75. Para confirmar el diagnóstico se comprueban el equilibrio y la marcha del paciente. Estos son los considerados factores de riesgo.
- Las dolencias osteoarticulares.
- Las alteraciones neurodegenerativas.
- Las enfermedades y los accidentes cardiovasculares.
- La diabetes.
- Los problemas psicológicos y psiquiátricos, como la depresión o la ansiedad.
- Los efectos secundarios de la medicación.
- Haber sido hospitalizado/a.
Las caídas
El síndrome geriátrico de las caídas provoca un alto porcentaje de las muertes de las personas con más de 65 años. Las lesiones óseas y de tejidos provocan sedentarismo y el llamado “síndrome post caída”. Este último conlleva que el paciente se sienta menos útil y le invada el miedo a moverse. Entre los factores de riesgo se encuentran los siguientes.
- Falta de fuerza.
- Problemas de equilibrio.
- Alteraciones de la marcha.
- Deterioro mental.
La incontinencia
Entre el 40% y el 75% de los ancianos la padecen. Consiste en la imposibilidad de retener la orina. Crea un problema de higiene y psicológico en la persona. Además, aumenta la posibilidad de desarrollar una infección y de padecer úlceras en la piel. A ello se le añaden la depresión, el aislamiento y el aumento de las caídas al resbalarse con la orina. Suele estar provocada por daños renales o neurológicos y e consumo de diuréticos, analgésicos, antidepresivos y anticolinérgicos, entre otros medicamentos.
Los problemas cognitivos
Son tan comunes como graves. Implican la reducción de las funciones mentales. Pueden tratarse de demencia provocada por el alzheimer o por trastornos similares. Sus consecuencias provocan depresión, incontinencia, problemas de socialización e insomnio, entre otros signos.
Las causas del deterioro cognitivo se encuentran en las infecciones, las dolencias cardiovasculares y la inmovilidad. Los problemas psiquiátricos y neurológicos son un factor de enorme importancia que debe controlarse exhaustivamente.
Estado frágil del organismo
Es el paso anterior a la incapacidad total. Aumenta la pérdida de resistencia y la vulnerabilidad. Un 75% de los mayores de 85 años la experimentan. Entre sus causas se encuentra la sarcopenia y la osteopenia. Comprobar periódicamente el estado muscular y óseo del paciente ayudaría a evitar esta consecuencia.
¿Cómo debe ser la atención de enfermería en los principales síndromes geriátricos?
El profesional de la enfermería debe formarse adecuadamente para conocer cuáles son los primeros síntomas de estos síndromes. La detección precoz es siempre importante para conservar la calidad de vida del paciente. Asimismo, su atención debería:
- Comenzar con una valoración de las necesidades y de los riesgos que afronta la persona. Ha de diseñarse una atención a medida que tenga en cuenta las características concretas de cada caso.
- Cubrir las necesidades más elementales y llevar a cabo un seguimiento que evite que alguna patología provoque más daños.
- Dar las pautas necesarias para evitar las caídas.
- Prevenir tanto las infecciones urinarias como las úlceras por permanecer encamado/a.
- Mantener un contacto permanente y atender a los familiares directos para explicarles la situación.
Los cuidados diarios
En lo que respecta a la rutina diaria, es importante que el auxiliar de enfermería se encargue de labores esenciales como:
- Gestionar la medicación.
- El control de las constantes vitales y la valoración física y psíquica.
- El repaso a la dieta y al nivel de hidratación.
- La comprobación, en pacientes con ostomía o sonda, de la limpieza de los tubos correspondientes.
- Cerciorarse de que las medidas higiénicas son las más adecuadas.
- Conocer las incidencias a las que se enfrenta el paciente.
- Ofrecer un acompañamiento emocional.
Los síndromes geriátricos pueden paliarse con una atención correcta a las personas mayores. Del auxiliar de enfermería puede depender que una persona afronte su vejez y se adapte a su nueva etapa vital.