La viruela del mono es una enfermedad que ha cobrado protagonismo en los últimos meses. No obstante, ya existía de manera previa en ciertos países africanos. Su llegada y expansión por Europa ha hecho que la preocupación sobre esta afección crezca significativamente. Si bien el riesgo de contagio es bajo para la población general, conviene conocerla para afrontarla cuando proceda.
¿Qué es la viruela del mono?
La viruela del mono es una enfermedad zoonótica viral, lo que significa que puede transmitirse de animales a humanos. También se puede propagar de persona a persona. Curiosamente, la enfermedad se llama así porque se detectó en varios simios de un laboratorio en 1958. Ha cobrado protagonismo en los últimos meses debido a su llegada y expansión por Europa, lo que ha hecho que la preocupación sobre esta afección crezca significativamente. Si bien el riesgo de contagio es bajo para la población general, conviene conocerla para afrontarla cuando proceda.
Cabe mencionar que dentro del reino animal, tiene una mayor propagación entre roedores. Entre los más reseñables, destacan el Cynomys mexicanus («perro de la pradera»), los lirones o las ratas. Por tanto, son los roedores los mamíferos más propensos a contraer la enfermedad y transmitirla a los humanos.
La viruela del mono se ha situado principalmente en África occidental y central. Los viajes a dichas zonas han hecho que esta enfermedad endémica llegue a continentes como el europeo.
Cómo se propaga la viruela del mono
El contacto físico de un ser humano con un animal infectado conlleva la propagación de la enfermedad. Para evitar la transmisión, hay que erradicar dicho contacto sin protección; algo especialmente importante si el animal salvaje está muerto. Aunque en Europa no se consuma, cualquier alimento procedente de primates o roedores debe cocerse antes de su ingesta.
El contagio de persona a persona solo se da cuando el infectado presenta síntomas de la viruela del mono. El simple contacto físico puede propiciar el contagio. Los fluidos corporales, las úlceras, las erupciones y las costras son especialmente infecciosas. Asimismo, tocar un objeto que haya estado en contacto con el infectado puede considerarse un foco de infección. Por ello, hay que aislar utensilios como cubiertos, ropa de cama o toallas empleadas por el paciente. Hay que ser particularmente cuidadoso si se convive con una persona contagiada o se mantienen distintas parejas sexuales.
Es crucial recalcar que cualquier alimento que contenga carne o partes de animales debe cocerse, especialmente en los países donde la viruela de mono es endémica.
Todavía se desconoce si mediante el semen o los fluidos vaginales son vías de transmisión. Sí se sabe que el contacto directo con lesiones durante el acto sexual puede extender el virus. La aparición de erupciones en boca y genitales podrían provocar el contagio. Algo que no se ciñe únicamente a hombres homosexuales como se transmitió en un principio; cualquiera que tenga contacto con alguien contagiado está en riesgo.
Otro ejemplo de cómo se transmite la viruela del mono es de madre a feto durante el embarazo mediante la placenta.
Los trabajadores del ámbito sanitario también deben extremar la precaución al estar más expuestas.
Todavía está por determinar si las personas contagiadas asintomáticas son capaces de transmitir la viruela del mono.
Síntomas de la viruela del mono
La sintomatología de esta enfermedad es la siguiente:
- Fiebre.
- Dolor muscular y de espalda.
- Fuertes dolores de cabeza.
- Inflamación de los ganglios linfáticos.
- Descenso de la energía.
- Lesiones y erupciones en la piel.
En primer lugar, aparece la fiebre. En un máximo de tres días surgen las erupciones, que pueden ser planas o abultadas. En estos casos incluyen un líquido amarillento o transparente. Las zonas en las que se dan tales lesiones son el rostro, las palmas de las manos y las plantas de los pies. Menos común es su aparición en ojos, genitales o boca. Tras unos días se secan, se forma una costra y se desprenden.
Algunas personas han experimentado asimismo infecciones oculares y cutáneas, confusión o neumonía. Solo el 6 % de los casos detectados en África han derivado en la muerte del paciente. Hay que tener en cuenta que este dato es aproximativo. La contabilidad en estos países de las enfermedades endémicas es más limitada.
Sin embargo, ciertos casos pueden presentar complicaciones con resultados fatídicos como la muerte. La viruela del mono en bebés, niños e inmunodeficientes son más proclives a sufrir los síntomas más graves.
Tratamiento de la viruela del mono
La mayoría de estos síntomas duran de dos a cuatro semanas. Suelen desaparecer por sí mismos, sin necesidad de un tratamiento específico.
Hay que cuidar las erupciones: no tocarlas para que sequen y cubrirlas con vendajes húmedos si fuera necesario. Para llagas en ojos o boca se pueden emplear gotas y enjuagues bucales sin cortisona.
Los casos más graves pueden tratarse con VIG (inmunoglobulina vaccinia). Este antiviral empleado para tratar la viruela ha sido aprobado en enero de 2022 como tratamiento para la viruela del mono. También se ha demostrado que aquellos vacunados contra la viruela disfrutan de cierta protección.
De la misma forma, desde 2019, para la viruela del mono la vacuna de la viruela MVA-BN está recomendada para prevenir el contagio. La OMS se encuentra trabajando con el productor de dicha vacuna para facilitar su acceso.