Los trastornos de la conducta alimentaria conllevan una serie de alteraciones en la salud del paciente. A continuación se comentan sus causas, características y pautas generales de tratamiento
¿Qué son los trastornos de la conducta alimentaria (TCA)?
Se engloban dentro de las enfermedades mentales de gravedad. Están relacionados con una alteración de la conducta relacionada con los hábitos alimentarios.
Causas de los trastornos de la conducta alimentaria
La causa exacta de los TCA no es bien conocida. Al igual que sucede con los trastornos mentales, entre los motivos de su aparición destacan los siguientes:
- La biología y la genética del paciente. En ocasiones, la persona es portadora de genes que aumentan sensiblemente el riesgo de padecer un TCA. En lo que respecta a la biología, son usuales los cambios en las sustancias químicas del cerebro. Estas alteraciones provocan que se altere la forma de alimentarse.
- La salud emocional, psicológica y psiquiátrica. Es común que los TCA se asocien a otras dolencias psiquiátricas. Las más habituales son el pánico, la ansiedad, el consumo de estupefacientes o el trastorno obsesivo-compulsivo.
Los factores de riesgo
Sin duda, hay algunos que inciden directamente en la aparición de un trastorno alimentario compulsivo. Se resumen en el siguiente listado:
- Ser adolescente o joven de hasta 25 años. Factores externos como la imposición de una imagen concreta que se asocia a la normalidad influyen fuertemente.
- Los antecedentes de trastornos alimentarios o alimenticios. La probabilidad aumenta si los padres o hermanos del paciente han padecido un trastorno similar.
- Estar a dieta. Especialmente, si no se somete a un control profesional. Las opciones que prometen una pérdida de peso demasiado acentuada en poco tiempo no son recomendables. El hambre provoca que el cerebro no funcione bien y que aparezcan alteraciones en el estado de ánimo. A su vez, si la persona observa que pierde peso, podría preferir seguir hábitos alimentarios menos recomendables para verse mejor.
- El estrés. Pueden provocarlo el trabajo, los estudios o un cambio de residencia, entre otras situaciones. Ello hace que se descuide la alimentación y que aparezcan los trastornos alimentarios.
Cuidados de enfermería en los trastornos de la conducta alimentaria
El papel de los profesionales de enfermería en este tratamiento es de vital importancia. Así, los cuidados de enfermería en trastornos de la conducta alimentaria se dividen en tres apartados:
Prevención primaria
Se centra en ejecutar diversas acciones que tienen como objetivo fomentar una relación más positiva con la comida. Es importante:
- Apostar por las medidas psicoeducativas
- Dar charlas en colegios, institutos y centros de salud para aclarar las características y los riesgos de cada TCA.
- Resolver cualquier duda del paciente sobre su trastorno.
Diagnóstico precoz
Los TCA afectan a personas de todas las edades y grupos sociales. Es recomendable prestar atención a los pacientes potenciales durante las charlas explicativas. Las personas con sobrepeso, las depresivas y las víctimas de abusos son las más proclives a desarrollar un TCA.
En la atención de enfermería en los trastornos de conducta alimentaria es importante prestarles atención a síntomas como:
- La bradicardia sinusal.
- El signo de Russell. Consiste en la aparición de heridas en callosidades en los nudillos como consecuencia de provocarse el vómito.
- Lesiones en el paladar o erosiones en los dientes
- Anemia
- Debilidad muscular
- Pelo quebradizo.
- Piel amarillenta y seca.
- Una mayor presencia de vello corporal fino.
- La acidez y el reflujo.
Debe repasarse exhaustivamente el historial médico del paciente antes de actuar. Se recomienda llevar a cabo un análisis de orina y otro de sangre para detectar alguno de los síntomas ya comentados. Algunas pruebas complementarias relacionadas, como un electrocardiograma o una revisión de la función renal, son siempre de gran ayuda. Los resultados deben valorarse teniendo en cuenta otras enfermedades que influyan en el diagnóstico.
Superación de un trastorno de conducta alimentaria
Tras el tratamiento, es imprescindible realizar un estrecho seguimiento. El objetivo del personal de enfermería es establecer patrones de conducta que eviten una recaída. Además, hay que informar a la familia, o al paciente, de los síntomas que debe controlar. El objetivo final es reforzar la autoestima y cambiar la manera de pensar del paciente sobre su cuerpo.
Para que el auxiliar de enfermería compruebe que sus cuidados surten el efecto oportuno es adecuado programar revisiones periódicas. El control del peso y de la medicación es esencial para confirmar el acierto de las medidas puestas en práctica.
Los trastornos de conducta alimentaria exigen una valoración médica y un seguimiento de cada paciente. Y el papel de los auxiliares de enfermería es esencial en el proceso de superación de este problema. La entrevista personal y conocer las causas o los factores de riesgo son el primer paso. Debe entenderse a la persona y darle las claves para que pueda superar su problema. La meta es conseguir que cambie su relación con la alimentación y que conserve un estado de salud correcto.